domingo, 22 de septiembre de 2013

Siete pecados (7): ORGULLO



Se iba sin mirar atrás. Pero en su espalda había un ojo que lloraba cuando pensaba que nadie podía verlo. “Me entró una basurita”, decía si lo descubrían; mientras la vida le pasaba y las basuritas se le iban acumulando no en su ojo sino en lo pesado de su vida. Aún así seguía yéndose, pero cada paso hacia el lejos le costaba cada vez más pañuelos y otras cosas que era mejor no mencionar en voz alta para evitar que el ojo le empapara la camisa nueva con ganas de dar la vuelta.

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