domingo, 12 de julio de 2015

Migas



Vivir solo es no comer a tiempo, ir de acá-allá haciendo migas con un par de cosas para comer que hacen migas. Y después comer las migas. Del piso. Con microbios, pero no importa, porque estás solo y los microbios son parte de la compañía que no mira en la tv la propaganda de Mr. Músculo. No hay protocolos escritos para menos de dos. Estar solo es comer lo que sea, hasta unas migas sinmigo.  Que nadie te venga a decir ojo con los microbios, cuidado con lo que cae. Cuidado con las migas, cuidado, cuidate. Que nadie te avise que el mundo está lleno de átomos o partículas en migas; que deberías cuidarte de esas, o de aquellas. La normalidad exige comer enteros sobre superficies altas. No comer migas. No comer del piso. No comer microbios.  Sí ser (uno mismo) un microbio de un piso más grande, el primer puesto en la cadena alimentaria de alguien que jamás comería del piso, sino sobre tres manteles, uno sobre otro.  Comer, o ser comido, dilemas de nuestro tiempo. Un microbio social viviendo en alguna miga del mundo. Escribir es como una miga que cae en un suelo incierto. Escribir sobre microbios suele  ser una miga que nadie come, ni interesa barrer. Los microbios no escriben, pero saben crear abismos con migas. Yo no sé crear abismos, pero sé caerlos muy bien, hasta su fondo. 

lunes, 6 de julio de 2015

Abrirse



Lo peor es creer que uno
podría soltar el alma ante cualquiera
como un perfume que decanta,
como si el simple paso del tiempo
ablandara por sí mismo las murallas,
como si la duración pudiera darle
un vidrio menos empañado al espíritu
como si pretendiéramos oler
el núcleo de todos los azahares
al pelar
              (lentamente)

                                      una naranja.