La
ciudad de atrás se te abre cuando la mirás intensamente y te
lleva hasta intersticios que huelen a veladas de baba, alcohol, perfumes
desencajados y contrastes húmedos. La otra ciudad es esa puta que si le guiñás un
ojo se te vende por 3 monedas, y no le hace asco a nada mientras ríe porque te
metiste de cabeza en la ilusión de haberla tenido entera. Pero te mentís, porque
es ella la que te envolvió el alma a cambio de anestesiar con una máscara
chiquita tu soledad, que vuelve diez minutos después de que este humo se
esfuma.
No hay comentarios:
Publicar un comentario