miércoles, 17 de diciembre de 2014

Jota Doblevé



Pasé el día entre la nada y la nada.
Ordenándola.

Las velas y la fe. Lo inesperado e indigerible. Las palabras, tan livianas frente al mayor silencio. La razón que sobra y que tampoco explica. Las paredes de contención. Los ruidos disonantes del todo lo demás. La calle desfasada, con sus autos y sus gentes yendo sin detenerse. Todo lo vivo en movimiento. El ciclo de la vida burlándose en los ojos de sus padres. La ex alegría compartida como puente. La realidad, atravesando todas las evasiones. Las paredes derrumbándose ante los contrastes. Los gestos esperados que hay que desandar para desesperarlos, sin desesperar. Los últimos minutos, tan últimos. El aplauso de todos para que en la eternidad vayan abriendo las puertas. El adiós momentáneo. La aceptación en el algún día futuro. El vacío y el mayor frío derrotados por tu sol en paz.

sábado, 13 de diciembre de 2014

Revista Sapo

Habemus publicación en Revista Sapo de Chile. Habemus felicidad por caminar un poquito más allá de lo cercano, a través de Bizarren y la abuela. 






martes, 9 de diciembre de 2014

Somos



Somos lo que quisimos no ser
en esos días y noches sobrias
donde consumíamos juramentos
en pastillas de colores.
Somos lo que nos camina en ausencia,
lo que pronunciamos a oscuras
debajo de la aplanadora que no perdona,
lo que nos gritamos por la espalda
mientras huimos con lo puesto.

Somos, si tenemos suerte,
eso que aún muriendo
no nos deja en paz.

Las [comoquieran]



Diganle crispantes
o [comoquieran]
a las oportunidades vacías
pero no las llamen dudas
si desde lejos se sabía
que eran demonios.

Los venenos



Uno tiene muchos modos
para atravesar al tiempo y sus marañas,
por ejemplo buenamente,
como en orden,
derechito saque número
y espere.
También cabe el intento
de ir más allá y salir ileso
aunque crecido, y algo lleno
de banquetes de horas buenas.
Ese es el lado genial
aunque efímero(+),
donde todo es bonito y fluyente,
y de algún color
de esos del arco iris.
Pero también hay horas
para enfrentar ese otro sitio:
el del sótano ignorado,
el de la puerta de servicio
que todos barren bajo su alfombra.
Ese rencor mohoso, esa ira insana,
ese creciente borderline
trepando entre sombras,
y haciendo de ellas,
alimento y mandrágora.
Ese lado donde los venenos
se prefieren en boca ajena
servidos vinosos y en caliente,
para que antes de que los culpados
cierren los ojos en modo definitivo,
no nos olviden.