A veces me pongo a envidiar por la ventana a los que
pasan veloces y decididos, yendo a sitios en concreto. Sólo quien es como yo
sabe qué fuerza tiene el saber-hacia-dónde-ir, y cómo no saberlo te pone en un
otro lado viscoso donde cualquier calle que tomes a cualquier velocidad no
influye en el final de tu día, o de tu año entre otros 10 años. Y todo te da el
mismo dar lo mismo, y los pasos dejan de esforzarse porque para qué. Sólo quien
es como yo, sabe que podría llegar a matar por saber esa respuesta, y por tener
un por qué y un apurarme decidida hacia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario