jueves, 30 de mayo de 2013

Sentidos 1




Por allá  los días en que sonrío huelen a pasto y a chocolate, a caramelo y a otoño sin frío, a frutillas, duraznos y sandía de tarde. El olor a tiempo en cambio tiene algo de moho, de dinosaurio y de museo; de casa de antigüedades sin gente y de fotos de 1980. Lo que duele huele a sangre fresca, a vino picado y a nube densa; la distancia huele a piel fría y a viento. Y lo que te marca y perdura  huele a teatros antes de que entre la gente, a esos colores que sinestésicamente se espiralan en perfumes, al otro humo mojado en cerveza y al día después de vos en mis sábanas. 

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