martes, 28 de mayo de 2013

Agradecimientos.exe





Dedico este Oscar a los lugares comunes, al miedo que paraliza el accionar ajeno y propio y se hace monstruo que me traga sin masticar. Lo dedico a esa pared que al subirla nunca tiene escaleras para bajar a ver qué hay detrás, al cielo de los otros que no es mi cielo. A los que hablan a escondidas riendo mientras miro y todo es gris, al día soleado por ser tan previsible empezando con amaneceres y terminando con ocasos. Dedico este premio a la desilusión que es un aviso previo al dolor, al dolor de siempre, al de entonces y al de mañana porque sé que todavía va a estar ahí cuando me levante. Y sobre todo se lo dedico a ese tedio absoluto y cansado, que cuando te abraza te crece y te demuestra que hasta lo que sos y te salva cuando todo cae, puede darte la espalda y ser lo mismo, ser más de lo que te apila entre los formularios por triplicado que duermen en una oficina esperando ser encarpetados en las amnesias del tiempo.

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