¿Y vos?
¿Podés asumir tu contradicción
y mirarla
como una segunda cabeza
creciéndote en
el costado?
¿Podés
bancarte su contrapeso
y aprender a
caminar rengo,
intentando lo
derecho,
para no irte
tan lejos de los otros?
¿Podés
dejarla en paz,
y a la vez
preguntarle
si tiene
frío?
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