Como un
asesinato en masa
un enchastre
reventando lajas
partido en
mil el rincón asqueado,
saturado del
vómito de las sangres.
Olor a lo
que sobra de la muerte
manchas
pegadas en un para siempre
que no se
diluye entre humores del agua.
Los
cuchillos ahí, a la vista de todos
impunes, y
como burlando
cualquier
atajo de las condenas.
Así es, y
debería verse la foto
de la
traición, entre el segundo antes
y el
después, al darnos cuenta.
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