jueves, 17 de abril de 2014

Crónica a color

Hay días donde sin abrir la ventana, ya sabés cómo va a estar afuera por la temperatura de la cama. Salís a tu mundo de rutinas que ya marcha a contramano sólo por ser parte de ese catálogo. Te encontrás con la gente diaria que reacciona a lo Pavlov a cualquier conversación también previsible. Entonces construis un mundo de temas alternativos-llamese-la-vaca para abrir tu ángulo alterno en el blablá comunicacional con otros, pero la mayoría de las veces sólo se retroalimenta con respuestas-confusión y un silencio-pared. Entonces seguís hablando del clima, del país, del chisme de turno, de amores sintéticos bajo patrón, del todo los días, de los mundos ajenos, porque de eso quieren hablar los ajenos. Y hay que hablar, porque eso nos hace un humano hecho, derecho y bien cortado. En la radio suena algún tema de Charly, parece que el que opera sonido es el único que te entiende hoy. También está encerrado en alguna pecera, con esta tarde tan linda y tanto mundo afuera, según dicen. Volvés a casa, nobody home. La noche promete ser negra aun atardeciendo. Previsiblemente sabía que iba a ser de ese color hoy temprano en cama, sin levantarme todavía. Mañana sólo será cuestión de copiar y pegar, pero viernes. 


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