miércoles, 17 de diciembre de 2014

Jota Doblevé



Pasé el día entre la nada y la nada.
Ordenándola.

Las velas y la fe. Lo inesperado e indigerible. Las palabras, tan livianas frente al mayor silencio. La razón que sobra y que tampoco explica. Las paredes de contención. Los ruidos disonantes del todo lo demás. La calle desfasada, con sus autos y sus gentes yendo sin detenerse. Todo lo vivo en movimiento. El ciclo de la vida burlándose en los ojos de sus padres. La ex alegría compartida como puente. La realidad, atravesando todas las evasiones. Las paredes derrumbándose ante los contrastes. Los gestos esperados que hay que desandar para desesperarlos, sin desesperar. Los últimos minutos, tan últimos. El aplauso de todos para que en la eternidad vayan abriendo las puertas. El adiós momentáneo. La aceptación en el algún día futuro. El vacío y el mayor frío derrotados por tu sol en paz.

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