Somos lo que quisimos no ser
en esos días y noches sobrias
donde consumíamos juramentos
en pastillas de colores.
Somos lo que nos camina en ausencia,
lo que pronunciamos a oscuras
debajo de la aplanadora que no perdona,
lo que nos gritamos por la espalda
mientras huimos con lo puesto.
Somos, si tenemos suerte,
eso que aún muriendo
no nos deja en paz.
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