Un
día inaugurás la sensación de que el pasado se va quedando vacío de muchos
nombres que lo marcaron, en presencia o tangenciando. Las distancias con las
cosas que viviste parecen aún mayores, se mudan casi al terreno de lo dudoso e imaginario,
porque de a poco los elementos reales que ayudan a recordar y reconstruir se
van yendo, se caen, desaparecen. ¿Qué quedará en pie de lo que conocemos como
realidad, cuando todos los que habitamos este presente nos hayamos ido? ¿Nos
habremos ganado para entonces el derecho a ser recordados?
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