Bordear un mantra con la parte efímera de la
boca, alcanzar la inmortalidad en tiempos de espuma que ya pasó, porque antes
de que te des cuenta ella es otra vez agua jabonosa, y yo bicho mortal. En el
medio de los dos momentos, la biubicuidad: estar allí eterna, y acá enminutada,
al unísono. No, no suena a milagro, sino a doble ración de mí aburriéndose como
hongo entre espejos de un río que por ahora así.
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