Érase aquella vez una cuasiescritora que comenzó
a reconstruir palabras en un porquesí anti aburrimiento, hasta que llegó a inventarse un idioma propio y único que
descartaba sobras y unía sustantivos, adjetivos y verbos en
resignificantes términos casi irreconocibles e inusables en una conversación de
rutina. El día en que puso en práctica todo su diccionario nadie más tuvo el
don de comprenderle ni una frase, así que mudó su vida y sus palabras a una
isla casi deshabitada en medio del océano. Allí camaleonó lentamente con el
paisaje antropofóbico, hasta convertirse en una darwinescante especie animal que
se deslizó como paria y signo de interrogación por la cadena evolutiva
intersticial. Dicen que se le falleció la existencia una tarde de
veranosoliento extremo, tratando de que
alguien la entendiera y le vendiera agua dulce a cambio de un empacamiento de
poemarios suyos recién salidos de su cajondelirium diurnicreativista.
jueves, 24 de julio de 2014
domingo, 13 de julio de 2014
Biubicuidad
Bordear un mantra con la parte efímera de la
boca, alcanzar la inmortalidad en tiempos de espuma que ya pasó, porque antes
de que te des cuenta ella es otra vez agua jabonosa, y yo bicho mortal. En el
medio de los dos momentos, la biubicuidad: estar allí eterna, y acá enminutada,
al unísono. No, no suena a milagro, sino a doble ración de mí aburriéndose como
hongo entre espejos de un río que por ahora así.
domingo, 6 de julio de 2014
Fundido a negro
“Lo mejor del dormitorio era la cama. Me gustaba estar en la cama durante horas, incluso de día, con las sábanas subidas hasta la barbilla. Allí se estaba bien, nunca ocurría nada, no había gente, nada.” - Charles Bukowski -
Y en el atardecer, sólo es el sol el que se va
de viaje
lo demás cae a plomo, o se repliega
desinfle asqueroso lleno de ideas batracias
que saltan, pisoteantes huellas entre aceites
y barros mentales que lo bañan todo de desastre
en especial a ese tiempo llamado 4 a 7 de la
tarde
o esos largos minutos entre ese más o menos
paréntesis
donde todo por lo general luce lleno
de paisaje celeste-naranja-ocaso,
pero no acá, y encima invierno
cuando uno cierra los ojos y duerme
hasta que afuera es tan noche
como adentro.
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