Nuestras musas y sombras viven en mundos
donde los hermana lo impalpable, la zanahoria que va siempre delante de nuestro deseo, nunca dejándose apresar. Nos miran desde el detrás de las cosas, y juegan
con la idea de que lo abstracto les da cierto tipo de peso que la materia les
niega. Tal vez esos seres aparentemente tan distintos duerman juntos, abrazándose
en la soledad de lo etéreo. Quizá en su planeta zanahoria ellos también suspiran
de vez en cuando, y sueñan con la forma de tocarnos a nosotros, los mortales,
al final de algún cuento.
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