domingo, 8 de diciembre de 2013

Diecisiete del nueve



Ayer perdí una llave
en una sucesión
de pasos equivocados.
Al perderla perdí la casa
cuya puerta se negó a reconocerme
al no tener ya la llave
que abría la puerta
de esa casa
que perdí, ayer,
junto con el hombre
que sentado dentro
frente a todas las ventanas,
observaba la puerta
la no-llave, y a mí
sin moverse
ni abrirse al abrirme,
perdiéndoseme también
en el efecto dominó
de las ausencias acumuladas.

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