sábado, 6 de abril de 2013

Costados tangentes, mis motores


CARA:

Probar el vino a fondo blanco
a todo verde de semáforo
sin medias tintas,
salteando las barreras y el hielo
que se te cuelan a traición
en ese sueño.
Galopar sin ensillarte
dentro de salvajes ruletas rusas
de la mente
dando el último paso de la maratón
sin que el podio retroceda otra vez
temiéndote.
Abrir la mano y que todavía esté ahí
el mundo que dejaste durmiendo
la otra noche.
Volar por más de un rato
sobre un pedazo de certezas
(de las eternas)
y que al fin los fantasmas sean sólo viejos trapos
que se añejan y se olvidan de sí mismos
en el ropero.

CRUZ:


Y ahí estás otra vez
en tu recurrente afán
de querer que el humo
sea sólido
para poder llevarte
un pedazo a casa.
Te olvidás que todo es espuma
casi siempre
y que el resto del casi
son efectos especiales.
Anclarse resulta entonces
como un antojo innecesario
de tu costado innecesario.

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