Ser
una paria en mi propio cuerpo
chocándome
contra los límites de cada célula.
Ser creadora
de protofronteras de mis pulpas
desalquilándoles
este alma mía que no les cabe
y
que por ello revienta las costuras.
La
culpa es grande por dejarla sin amparo
pero
al menos ahora ambas partes estarán cómodas
aunque
escindidas, sin contenido las unas
y
sin continente la otra.
Dicen
en los hospicios
que
así es la vida.
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