La cita
No podían buscarse y hallarse en el universo de lo real, asi que de vez en cuando se citaban con sus conciencias en anchos cielos fantásticos dominados por caballeros alados, y ahi libraban su otra batalla de luces, sombras, avances y retrocesos en la fe y el tiempo. Era entonces que sus mentes húmedas se secaban al sol en cada asalto de las coincidencias, como nuevos milagros de lo antiguo, como ropa estrenada por segunda vez.
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