Quiero cerca muy
cerca a quien me entregue
sus manos abiertas
y la profundidad de sus mares
(aguas no siempre
cálidas
ni calmas
ni transitables);
que quiera verse en
mis espejos
y me llene el
reflejo de matices
en que los que yo
también me encuentre.
Que pueda acercarme
a desentrañar los mundos
a sacarle sus
envoltorios,
como caramelos que
se abren y se saborean
empapándonos,
mientras
del sabor de todos
sus costados.
Quiero que no se
llene de ruido
cuando mi mirada le
canta verdades
al desnudo y sin ediciones;
que no tema
soportar el peso
y el diámetro del
nosotros.
Que lea cuentos que
no necesiten caer
en finales de música
de piano y perdices,
pero que sepa que
igual está lleno de ganas
el camino hacia los
sueños de estar cerca.
Quiero que se involucre
en el plan de
abrirle un sí a lo que venga
que se ría de sus
monstruos y sus laberintos
desconfiando de las seguridadesfalsamente propuestas por la monotonía
de saberse (y sabernos)
de memoria.
Que prefiera, en
cambio, elegirnos con cada mañana
y exprimirle el todo
a los momentos
teniendo la certeza
inexplicable
de que el día
siguiente
a dormirnos
enlazados,
será una nueva
(y grata) oportunidad,
para sacarnos el
premio mayor
de empezarnos todo
de nuevo.
Muy bueno.
ResponderEliminarBuenísimo buenísimo, me encantó. Siga escribiendo así!
ResponderEliminarMuchas gracias a ambos!!
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