Volás, aunque haya un peaje cada 20 metros deteniendo el
horizonte y haciéndolo pesado y de todos los días. Al frenar hay tiempo de
mirar alrededor y ver que el camino está emparchado y un poco solo de viajeros,
un poco tanto como que no hay casi nadie con quien hablar del cielo y de esa
nube con forma de fantasma que ahora se queda quieta, ahora no, ahora sí, y da
risa casi ver cómo le cambia la cara de espectro mientras se transforma en algo
asi como John Lennon y se va con otras nubes que dicen que quieren llover en un
rato. No, al final no llueve, cae agua nomás y de repente también te cae una
mano auspiciada por RAID que te mata bien muerta aplastandote en el piso y vos
que volabas sabés que en realidad ser polilla es un poco eso, no saber cuánto
venis a durar en este mundo, y que la vida es el vuelo de un ratito y un compartir
el absurdo de una nube riéndote como si sólo eso importara (oh yeah).