Ciertas situaciones
tienen como una forma
de no salirse de ninguna línea.
Quizá
tenga una cierta ventaja
al
ser muy larga, e ir y venir
(indecisa
ella),
dando
tantas vueltas
dibujándose
por muchos lados
aún
donde no parece.
Y
esto, con el tiempo, sería una forma
sutil
y disimulada
de
envolver el todo
donde
usted díría:
“pero
mirá vos, y eso que era una sola raya”
hasta
que la mencionada se cruza consigo misma
en
un punto de esos complicados
formando
como un nudo
en
donde el tiempo se detiene en el enredo.
Entonces
es el momento de elegir
si
quedarse a desatarlo
envolviéndose
más y más
en
la maraña de la cuestión
o
también puede optar
así,
sin más, por mudarse de trazo
en
busca de otras líneas
de las
que alardean derecheces,
bien
rectas y sin tantas ganas
de
introspecciones y rulos.
No
sé que elegirá usted,
pero
yo, al menos,
le
voy pidiendo al mozo la cuenta
mientras
afilo la tijera
y el
adiós.